Daniel Bonfi Copyrighted C R T.M.
DNI 21.898.454
3 de diciembre de 2024
Hora: 10:37 a.m. ARGENTINA aproximadamente
Kurten estaba solo. La playa es inmensa, y no sabía como
había llegado ahí.
No había indicios de naufragio, ni de avión caído.
Apenas recordaba quién era.
Tiene un reloj cuarzo que lo veía como algo raro; y un
libro muy conveniente: Robinson Crusoe.
Con el clima favorable Kurten no sentía temor. La isla
parecía tranquila. Más allá de la inmensa playa había una forestación y en el
medio del terreno una montaña o tal vez un volcán.
En la orilla con el mar subiendo la arena estaba el
cuerpo de Kurten muriendo y volviendo a vivir con intervalos de cinco minutos.
Oyó la voz que lo hace regresar.
— Kurten, Soy Dios.
Kurten ya había muerto diez veces, y siempre volvía sin saber dónde
estaba y de dónde venía.
Murió por décima primera vez y entonces una larga
bocanada de aire respiró desde sus pulmones.
El tono de la piel volvió a ponerse terso y saludable.
Se sentó en la arena y miró su reloj cuarzo. Notó que no
había fecha ni hora en el cuadrante. En su lugar había unos caracteres en un
dialecto antiguo que decía el Rey ha vuelto. En ese instante se desvaneció el
reloj como si hubiera muerto el tiempo. A pesar de ello siente vitalidad.
Se levantó del suelo, estiró sus brazos y sus piernas
subiendo la cadera hacia arriba tonificando sus muslos y sus pantorrillas
Estaba feliz de vivir. El mensaje del cuarzo lo había
hecho rejuvenecer.
Por ahora sólo recordaba su nombre y el de Krilea.
Sentirse Rey era suficiente.
Krilea y Kurten vivieron en un tiempo anterior a las
pirámides.
Kurten mira con amor los ojos de Krilea, reflejados en su
interior. Ya incorporado se emocionó al verla.
Preguntó ¿dónde estamos? En la isla Griega. Preguntó
¿cómo llegamos aquí? Inexplicable por ahora. Y preguntó ¿hay gente en el lugar?
No.
Kurten es Vampirer y Krilea también. Una raza especial de
vampiros, respetuosos de la vida de los demás y la propia.
Estos Vampirer tenían el don, cuando estaban enamorados,
de percibir a su pareja a distancia por medio de telepatía e hipertimnesia.
Mediante la telepatía podían hablar y sentirse a mucha distancia, casi de punta a
punta de la tierra. También tenían el don de materializarse dónde hiciera falta
si su pareja estaba en peligro. Y con la hipertimnesia podían recordar y
examinar cualquier vivencia o situación del pasado, próximo y no tanto, para
actuar con sabiduría.
Kurten y Krilea vivían en otra tierra con nueve
liderandos y un mago blanco llamado Vakro, de la tercera generación de chosnos.
Kurten ya no está solo. Se siente aliviado de estar con
Krilea.
Ella preocupada se materializó desde cuatrocientos
kilómetros de distancia ni bien sintió escalofríos y una sensación de que algo
andaba mal, con una inquietud nerviosa en su abdomen y sus piernas.
El problema era grave porque Krilea sólo sabía
manifestarse por cuarenta y ocho horas.
El agravante es que los dos estaban físicamente lejos y
ni Krilea, ni Kurten se sienten seguros, a pesar de conocer la ubicación geográfica
exacta donde Kurten estaba.
Él lee Robinson Crusoe en busca de consejos para
sobrevivir. Krilea mientras tanto lo contiene acurrucándose en su hombro.
Sigue…