Daniel Bonfi Copyrighted DNI 21.898.454
Kurten despertó tranquilo y pensativo. Extrañaba a su esposa Krilea. Desayunó una tabla de quesos con pan de campo.
Cinco minutos después del almuerzo con los obreros y el servicio de los vajilleros, se levantaron los cuatro y se estrecharon las manos con gesto masculino y le desearon buen viaje y salud. El tren ya estaba casi partiendo para Jalea.
Salió humo, sonó el motor, luego el pitido y emprendieron la marcha por un paisaje pedregoso.
Kurten que viajaba en la cabina con el maquinista inundados por el sudor del carbón. estaba asombrado del desértico aspecto del primer tramo del viaje, lleno de grava en dirección cualesquiera.
Un nuevo pitido para descongestionar el motor de combustión y a toda máquina.
El piloto hablaba poco y Kurten pensaba en Krilea. Transcurrieron tres horas así mientras avanzaban en el camino.
"En dos horas llegaremos a Jalea, señor Kurten". "Okay" respondió él, sorprendido de lo rápido que pasaba el tiempo pensando en Krilea.
Aún le faltaba aclarar porqué estaba en la isla griega que ya había dejado atrás y porqué se había separado de Krilea.
Daniel Bonfi
Bendiciones, bendíceme, bendícenos. Amén.
En el nombre del Padre. Amén, Amén.
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