Daniel Bonfi Copyrighted
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"Cálmese, todo está bien", habló con voz cadenciosa el Capitán. Hizo luego una seña a la vez, a sus marinos. El barco de carga reanudó la marcha en el mar.
Kurten, contenido y agotado, se durmió.
Entre las cargas había una máquina de tren y dos vagones. Lo demás eran chucherías, como relojes de bolsillo, Algunos paquetes con trajes de Frac, cargamentos con lana y un container con paquetes de carbón.
Kurten, cuando despertó miró el camarote dónde estaba y notó que sobre la mesa de luz había un libro: La vuelta al Mundo en 80 días, de Julio Verne.
Krilea susurró al oído de su esposo "Vamos amor, por favor vuelve a mí" y le dejó a él la sensación de recibir de ella un beso.
En cubierta mientras él caminaba entre los container, como si estuviese en un paseo en puestos de artesanos, lo alcanzó el Capitán para caminar y hablar a Kurten.
"¿Le llaman la atención los trenes, verdad?" preguntó el Capitán.
"Sí, en realidad añoro épocas de sumergirme a leer libros como los de Verne y Asesinato en el Orient Express, de Agatha Cristie.
"Ah, comprendo; qué divertido leer aventuras" agregó el Capitán.
Mañana al amanecer tocaremos tierra. Debemos descargar la máquina de tren con sus dos vagones.
Daniel Bonfi
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