Un gatito llamado Rayita
En el patio de mi
casa, lleno de arbustos y plantas vive un gatito blanco con rayitas anaranjadas
y me divierto viéndolo tomar agua en dos recipientes que le pongo en el patio
al lado de la vegetación.
Rayita y yo
conversamos mucho. Yo voy a merendar a la mesa del patio y el se sienta al lado
en el banco de la mesa de piedra y yo le hablo y le cuento lo que me gusta
hacer. El se arrima ronroneando y yo le acaricio su cabeza pequeña.
Rayita es
cachorro todavía y muy juguetón. Tanto que a la medianoche desovillaba un
ovillo de lana roja, lo ataba de un extremo a la silla y el otro lo llevaba en
su pequeña boca al techo para maniatar ratones y prohibirles que entren en su
territorio. Lo dejaba atado toda la noche y al amanecer lo soltaba echándolo de
su techo.
También, Rayita era
muy quisquilloso a la hora de la siesta y si no lo invitaba a acostarse en mi
cama se enojaba mucho y me mostraba sus uñas.
De todas formas
siempre gozamos de tiempo juntos.
FIN.
Daniel Bonfi
Bendiciones,
bendíceme, bendícenos. Amén.
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